Gramática Aymara de Diego Torres Rubio (1616)El aymara altiplánico, ó simplemente aymara, es un lenguaje andino hablado por un millón y seiscientos mil personas, en las proximidades del lago Titicaca. Más precisamente, según los últimos censos de Bolivia y Chile (1992) y del Perú (1993) existen 1.237.658 aymaristas bolivianos, 296.465 aymaristas peruanos y 48.477 aymaristas chilenos. También existen varias comunidades de las provincias argentinas de Salta y Jujuy que se autoproclaman aymaristas aunque no hablen esta lengua. El aymara altiplánico tiene dos lenguas hermanas: el Kawki y el Jaqaru, ambos hablados, todavía, en algunas provincias serranas de Lima. Desde el siglo XIX algunos estudiosos como Antonio Raymondi, Sebastian Barranca y Julio C. Tello sospecharon de un parentesco entre estas tres lenguas. Fueron los trabajos lingüísticos de Marta J. Hardman, durante los años 60 del siglo XX, que confirmaron plenamente esta conjetura. Hardman mostró que el aymara altiplánico, el jaqaru y el kawki son miembros de una misma familia lingüística a la que ella denomina de familia jaqi. Por otro lado, Alfredo Torero denomina a esta familia de aru. Recientemente, Rodolfo Cerron-Palomino propone que la denominación de esta familia sea aimara. El argumento de Cerrón-Palomino es la necesidad de nomenclatura simétrica con respecto a la familia lingüística quechua, donde nombres como simi no fueron aceptados. En estos primeros años del siglo XXI, de acuerdo a la información que poseemos y con mucha aflicción, podemos decir que el kawki puede estar extinto; mientras que el jaqaru, con base en Tupe (Yauyos), se debate en la lastimante agonía de ser hablado por unas pocas millares de personas tupinas, casi todos ellos viviendo en la ciudad de Lima. Esto hace prever que en una o dos generaciones el jaqaru, segundo miembro de la familia aymara, también pase a pertenecer a la clase de las lenguas extintas.

Consonantes aymaras y el aparato fonadorPor otro lado, la teoría de un posible origen común, una misma lengua madre, del aymara y el quechua parece estar quedando sin validez. R. Cerrón-Palomino, M. J. Hardman, entre otros, señalan que el error fundamental de los partidarios del quechumara (Orr y Longacre), como es denominada esa supuesta lengua madre común, es que sus argumentos están basados solamente en la comparación del aymara altiplánico y la variedad del quechua cuzqueño-boliviano y no de todas las familias de ambos lenguajes. Es plausible que conjeturar alguna teoría a este respecto tiene que ser un resultado de considerar las familias lingüísticas, con la mayor completitud posible, de ambos lenguajes como son el Quechua I (Huayhuash) y Quechua II(Huampuy) y todas sus sub-familias diseminadas en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina así como a la familia jaqi ó aru ó aimara y sus lenguajes/dialectos aymara(altiplánico), kawki y jaqaru. Esto llevaría a la reconstrucción hipotética del proto-quechua y del proto-aymara que, según parece, están a buena distancia de un origen común.

Diccionario de Ludovico BertonioEl primer estudio gramatical y lexical del lenguaje aymara fue hecho por el jesuita italiano Ludovico Bertonio, a finales del siglo XVI, mientras cumplía su misión en Juli(Chucuito, Puno). Bertonio estudió al aymara usando como referencia a la gramática latina. Durante los cuatro siglos siguientes a Bertonio los otros estudios del aymara continuaron a tener como marco de referencia a los modelos gramaticales indoeuropeos. Se considera al trabajo de Ellen Ross, en 1963, como el primer estudio del aymara usando conceptos de la lingüística moderna, sacudida de los defectos de los anteriores estudios. Posterior a Ross aparece el equipo de lingüistas de la escuela de Florida bajo la dirección de M. J. Hardman. Todos los estudiosos de la lengua aymara reconocen que los resultados de esta escuela son de los más importantes hasta ahora conocidos.

La representación alfabética del lenguaje aymara ha merecido más de 30 propuestas diferentes, a comenzar con la del propio Bertonio. Buena parte de estos sistemas fueron inadecuados para la realidad fonémica del aymara. En los años 60’s el profesor boliviano Juan de Dios Yapita, un aymara hablante miembro de la escuela de Florida propone el alfabeto sobre el cual está basado el actual alfabeto unificado ó único. Este alfabeto tiene carácter oficial, reconocido por Decreto Supremo DS-20227 del 9 de mayo de 1984 por el gobierno boliviano y también por Resolución Ministerial RM-1218 del 18 de Noviembre de 1985 por el gobierno peruano. En Chile es reconocido como el grafemario aymara. Este es un alfabeto fonémico con 26 consonantes y 3 vocales (Figura izquierda).

De acuerdo a la categorización clásica de las lenguas; inflexivas, aglutinantes y aisladoras, el aymara es una lengua aglutinante. Mientras que de acuerdo a la clasificación moderna que tiene una escala contínua desde lenguajes analíticos hasta los lenguajes sintéticos, el aymara está en la zona de los lenguajes sintéticos. Una otra característica del aymara es su sistema de cuatro personas gramaticales. El carácter aglutinante aymara se debe a las propiedades de sus dos clases morfológicas fundamentales: raíces (verbos, sustantivos, adjetivos) y sufijos. Las raíces verbales y los sufijos son elementos morfológicos sin ningún significado por si mismos. Mientras que combinando adecuadamente estos elementos morfológicos se puede expresar cualquier tipo de ideas. Para el profesor boliviano Iván Guzmán de Rojas, atrás de las reglas de esta combinación de sufijos existe dos estructuras independientes; una estructura lógica y una estructura algebraica. La estructura lógica sería la trivalente propuesta por J. Lukasiewicz durante las primeras décadas del siglo XX. Mientras que la estructura algebraica sería específicamente la de los anillos de enteros módulo-3 (Z3). Comprobadamente el aymara posee más de 200 sufijos propios y prestados. M. J. Hardman calcula que combinando adecuadamente sufijos y raíces verbales se puede alcanzar hasta 363.394.720 formas verbales diferentes.

Como la educación oficial en Bolivia, Perú y Chile es en español y considerando que esta educación monolingüe no es de las mejores, mal se puede esperar una educación bilingüe castellano/aymara ó castellano/quechua. Sin embargo existen instituciones y ONGs que vienen difundiendo el lenguaje aymara oral y escrito por fuera de medios oficiales. En ésta labor se destaca radio San Gabriel de La Paz perteneciente del arzobispado de Bolivia y que cuenta con apoyo financiero español. Su programación diaria de 15 horas es integralmente en aymara y contiene programas de alfabetización y difusión de la cultura aymara. Todo esto junto con la edición y publicación de textos básicos escritos en aymara. Otro centro destacado, y con mayor rigor académico, es el Instituto de la Lengua y Cultura Aymara (ILCA), también ubicado en La Paz, es dirigido por el renombrado profesor y lingüista aymara Juan de Dios Yapita. Posee importantes publicaciones sobre gramática y sociología aymara. Finalmente debemos mencionar el brote de diccionarios aymara en Internet, siendo el mas importante la publicación del Vocabulario completo de Bertonio en lenguandina.org.