Juan de Dios Yapita *

En 1965, las doctoras Julia Elena Fortún y M.J. Hardman-de-Bautista fundaron el Instituto Nacional de Estudios Lingüísticos, INEL, en La Paz, Bolivia, dependiendo de la Dirección de Antropología del Ministerio de Educación y Cultura . El INEL iba a hacerse cargo de la formación de recursos humanos en el campo de la lingüística, contribuyendo así con nuevos conocimientos al sistema nacional de educación, para poder derribar las barreras lingüísticas que existen en Bolivia.

El setenta y cinco por ciento de la población boliviana es aymara, quechua, o pertenece a otras etnias originarias. La educación se imparte exclusivamente en español en Bolivia, sin considerar a los idiomas indígenas y, debido a ello, existe una discriminación social, económica y racial. El INEL trabajaría para dar solución a los problemas de comunicación, para promover un mejor entendimiento entre las distintas capas sociales que constituyen la población boliviana.

Una vez fundado, el INEL abrió sus puertas a los estudiantes. El primer grupo de 180 alumnos estaba formado totalmente por profesionales, casi todos ellos educadores. Los cursos se dividieron en dos partes: la primera parte consistió en el estudio de la lingüística general a nivel de graduado y la segunda parte consistió en cursos de especialización. Los cursos fueron impartidos por la Dra. Hardman, una lingüista antropóloga que llegó a Bolivia de la mano del programa Fulbright con la misión de formar a recursos humanos en lingüística en Bolivia. En 1966 y 1967 por primera vez tuvieron lugar en Bolivia estudios de lingüistica científica, inaugurándose así una nueva etapa en el estudio de las lenguas nacionales de Bolivia.

En 1968, el autor de este texto presentó un alfabeto fonémico del idioma aymara y lo adoptó para producir todo tipo de textos escritos en lengua vernácula. Conservando la estructura lingüística del aymara, se utilizó la letra x para representar el fonema postvelar fricativo, mientras que las dobles comillas («) se añadieron detrás de ciertas consonantes para indicar la aspiración. Inicialmente se pretendió introducir la letra z como modo de evitar usar el digrafo ch, pero hubo que renunciar a la idea para evitar posibles confusiones con la letra z del alfabeto español.

El alfabeto fonémico refleja el verdadero sistema fonológico del aymara. Sin embargo encontró oposición debido a que aún no existe en Bolivia una conciencia idiomática. La mayor oposición provino de aquellos que se dedicaban a la traducción de la biblia al aymara, pero esta oposición ha ido cediendo gradualmente.

La mayoría de graduados del INEL salió al extranjero para completar sus estudios de especialización. La lingüística es la ciencia que estudia el lenguaje humano. Nosotros, los egresados del INEL nos preparamos para la enseñanza en distintas areas: algunos en aymara, otros en quechua, algunos en español y otros en lenguas extranjeras. Los que regresaron a Bolivia empezaron a crear cursos de lingüística básica y cursos de quechua y aymara como segunda lengua para hablantes monolingües en español y otros. El INEL impartió cursos de aymara en la Alianza Francesa y, bajo los auspicios de la Casa de la Cultura, en lo que hoy es el Museo de Etnografía y Folclore (MUSEF). Se impartieron otros cursos de fonología aymara para maestros de escuelas rurales.

En 1967, dos graduados de los cursos de lingüística del INEL, la profesora Eustaquia Terceros y el autor, viajamos al Perú para participar en un programa de educación bilingüe bajo el auspicio de la Universidad de San Marcos, en el pueblo de Quinua, al pie del monte Kuntur Kunka en Ayacucho.

En 1968, en el Departamento de Lenguas de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) de La Paz, dirigido entonces por el profesor Luis Carrasco, el autor preparó materiales de enseñanza en aymara y la profesora Terceros preparó materiales de enseñanza en quechua, que se utilizaron para enseñar a grupos de estudiantes universitarios y otras personas interesadas. Ese mismo año, se impartieron cursos de aymara continuamente en la Casa de Cultura bajo la responsabilidad del INEL. Los que somos especialistas en aymara llevamos a cabo el trabajo en esta lengua.

El año 1968 es un hito en la lingüística aymara porque en tal año el aymara empezó a enseñarse usando métodos lingüísticos y era la primera vez que una persona de etnia aymara enseñaba el idioma.

Hasta entonces la presencia del idioma no había sido una fuerza contra la que lidiar. El que susbribe recuerda una época de transición: el aymara empezaba a impartirse de forma metódica al igual que se hacía con otras lenguas en instituciones de enseñanza superior. El primer curso impartido en la Casa de la Cultura tenía más de 30 alumnos, hombres y mujeres de profesiones diversas. Este primer curso aymara tuvo un comienzo de éxito y era alto el interés de los alumnos por aprender.

En una ocasión, en el momento en que yo hacía repetir a los alumnos las frases de un diálogo, una persona, que nada tenía que ver con el curso pero que había entrado a observar, interrumpió la clase y dijo:

A. «¡Así no se saluda en aymara!» (en ese momento yo estaba enseñando cómo saludarse unos a otros)
B. «Bueno ¿y cómo saluda a alguien en aymara?» (respondí)
A. «En aymara se dice Dios aski ur churätam»
B. «Dios aski ur churätam – Tampoco es aymara eso. Es una traducción del español al aymara.»
A. «Entonces debe usted estar enseñando un aymara nuevo.»
B. «Si lo prefiere así.»

El caballero salió de la clase y volvió momentos después diciendo: «lo felicito, continue con su lección.»

Esto es lo que sucedió durante una primera clase de aymara. Al oir este tipo de observación, el autor se dijo a sí mismo, «entro en una jungla lleva de espinos y serpientes, pero abriré un nuevo camino.» Con esto pretendía decir que, en el futuro, la enseñanza del aymara llegaría a ser una especialidad y los hablantes nativos de la lengua serían los que la impartirían.

Ese mismo año varios hablantes de aymara fuimos invitados a enseñar aymara a estudiantes norteamericanos en los Estados Unidos. Para salir de Bolivia teníamos que demostrar que estábamos al día con nuestros impuestos. En una oficina del gobierno tuvo lugar la siguiente conversación. Se usa invariablemente el tratamiento familiar, lo cual muestra un tono irrespetuoso.

A. «¿A dónde vas?»
B. «Voy a los Estados Unidos»
A. «¿A qué vas a los Estados Unidos?»
B. «Voy a enseñar aymara»
A. «¿A enseñar aymara?»
B. «Así es.»
A. «Bueno. Dime cómo se dice ‘capitán’ en aymara»
B. «‘Capitán’ en aymara… no lo sé»
A. «Si no sabes decir ‘capitán’ ¿cómo vas a ir afuera a enseñar? Te enseñaré como se dice. Se dice Kallach patar kimsa warawaran ichxatt’ata. (encima del hombro, tres estrellas) Ahora ya sabes.»

Los ejemplos narrados muestran claramente una total falta de respeto hacia los hablantes de aymara. Algunos hispanohablantes se toman la libertad burlarse y de criticarlos a un nivel lingüístico. Pero al mismo tiempo está claro que las personas que se preparan científicamente en un campo concreto tienen la confianza y la competencia necesarias para triunfar sobre lo adverso.

Entre 1969 y 1972, la Dra. Hardman, en calidad de directora del Programa de Materiales para el Idioma Aymara (Aymara Language Materials Programa) y como profesora de antropología lingüística en la Universidad de Florida, invitó a dos bolivianos, a Juana Vásquez y al que esto escribe, para que participáramos en un equipo de especialistas con vistas a la preparación de materiales en aymara, como el Aymar Ar Yatiqañataki, un curso de aymara; el Manual del Profesor, para explicar el material del curso y el Aymara: Compendio de Estructura Fonológica y Gramatical, una gramatica de referencia que complementaría a las primeras dos obras.

Mientras participaba en la preparación de los materiales, el que suscribe empezó a publicar boletines de noticias en aymara por vez primera en en Aymara Newsletter (boletín aymara), editado posteriormente por Juana Vásquez. El boletín fue enviado a todas las universidades bolivianas, que respondieron con cartas de aliento y aprecio.

En 1970, también por vez primera, el Instituto Lingüístico de la Universidad de Ohio, en los Estados Unidos, publicó otro boletín aymara que se distribuyó a todos los miembros del instituto, que procedían de distintos países. El boletín se distribuyó también en el Congreso de Americanistas que tuvo lugar en Lima. De este modo, el boletín empezó a distribuirse internacionalmente.

En 1972 se implementó en Tiwanaku un curso en lectura y escritura en aymara, que fue organizado por promotores del desarrollo rural de la región, entre los que cabría distingur a Vitaliano Huanca Torrez. De los más de 30 hombres y mujeres que tomaron parte en este curso, muchos continuan trabajando en favor de la promoción del idioma y cultura aymaras, y algunos trabajan en instituciones dedicadas a la investigación y el desarrollo en Ciencias Sociales.

Ese mismo año se fundó en La Paz el Instituto de Lenguaje y Cultura Aymara (ILCA) mediante la Resolución Ministerial 1300/72 como institución cultural privada, con los siguientes objetivos:

  • Enseñar aymara como segunda lengua a personas no hablantes del idioma.
  • Enseñar a los aymarahablantes a leer y escribir en aymara, de modo que en el futuro escriban su propia historia, en su idioma propio, en textos para niños aymarahablantes, jóvenes y adultos.
  • Preparar profesores para la educación bilingüe, con cursos sobre las siguientes materias:
    • Lingüística general.
    • Gramática aymara: fonología, morfología, sintaxis, semántica
    • Sociolingüística
    • Antropología cultural
    • Educación bilingüe
  • Preparar materiales para impartir los cursos mencionados y para enseñar aymara a todos los niveles.
  • Publicar periodicos y otros materiales en Aymara (mitos, narraciones históricas, cuentos, poemas, etc.)

También se pensó preparar materiales en español para enseñarlo como segunda lengua.

Los fundadores del ILCA fueron Pedro Nacho A., Pedro Copana Y. y yo mismo, su actual director. poco después de su fundación, el ILCA organizó un breve curso en lectoescritura aymara en el YMCA de La Paz. Los participantes eran todos aymarahablantes. Recibieron certificados de asistencia despues de superar una severa prueba final.

En 1973, el equipo de desarrollo de los materiales en aymara de la Universidad de Florida junto con estudiantes de aymara de esa institución se unieron para establecer la Aymara Foundation, Inc. (Fundación Aymara), una organización privada con fines no lucrativos cuyo objetivo es dar cobertura a instituciones que promueven el idioma y cultura aymaras en Sudamérica (Perú, Bolivia y Chile).

En 1979 se creó en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) un programa importante en Lingüística y Lenguas, con un énfasis especial en quechua y aymara. En este momento el programa tiene unos 50 alumnos y algunos estudiantes ya se han graduado. Se espera que en años futuros los graduados en lingüística quechua y aymara imprimiran un nuevo rumbo al sistema nacional de educación, especialmente en lo que a educación bilingüe se refiere, ya que en Bolivia hay una gran necesidad de estos especialistas.

Publicaciones

Durante muchos años, el ILCA ha venido publicando un boletín en aymara llamado Yatiñasawa («debemos saber»). Se trata de un medio de comunicación de masas en lengua aymara. Hasta hoy es la unica publicación periódica unicamente en aymara.

El contenido del periódico es informativo y cultural, escrito para aymarahablantes que ya saben la lengua. Su publicación en aymara es un reto para los editores aymaras dado que, escribiendo sobre cualquier tema en aymara, los aymaristas se ven obligados a reflejar las profundas diferencias entre las estructuras de los idiomas español y aymara. Los responsables de la publicación son conscientes de que es necesarion mantener altos niveles de excelencia y mejorar sus textos con cada nuevo número, de forma que leer aymara se convierta en una experiencia agradable y edificante.

Yatiñasawa fue publicada inicialmente por el autor en la Universidad de Florida, continuandose posteriormente la publicación en Bolivia. Llega a cientos de lectores en Bolivia y se envia a universidades de Europa, Norte y Sudamérica, asi como a  universidades bolivianas, centros de enseñanza y las bibliotecas de instituciones culturales. Los estudiantes de aymara lo emplean como material de aprendizaje en la UMSA y en ciertas escuelas secundarias. También lo utilizan los hablantes de aymara para practicar la traducción aymara-español.

Existe cierto número de obras sobre lingüística aymara. Los lingüistas que más han contribuido al respecto son la Dra. M.J. Hardman y la Dra. L.T. Briggs. También hay que mencionar el estudio Desarrollo del Alfabeto Aymara, por Felix Layme Pairumani (1980), una constribución muy positiva a la lingüística aymara.

Tres mujeres aymaras han aportado sus ideas a la producción literaria en aymara. Se trata de Juana Vásquez, Bertha Villanueva y Basilia Copana Yapita. Como ya se ha indicado previamente, la primera participó en la preparación de materiales de enseñanza en la Universidad de Florida. Las otras han aportado sus poémas y relatos en aymara a Yatiñasawa.

En la actualidad el ILCA trabaja incansablemente en la producción de contenidos en aymara. Es importante resaltar que en los últimos años ha preparado a cientos de aymarahablantes en la lectoescritura de su lengua. Desde 1965 hasta hoy, los estudios aymaras y la producción literaria han progresado, ganando respeto para la lengua y cultura aymaras dentro de un marco temporal de 22 años.


* El autor es director del ILCA y escribió el original de este artículo en 1987, cuando la lingüística aymara efectivamente llevaba 22 años de andadura.

Referencias

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Este artículo ha sido traducido del inglés por A. Condori y publicado con permiso del Prof. Yapita.