Wálter Aduviri: Mestizo a la fuerza
Voy a dar un poco de contexto. En el Perú surgió Walter Aduviri como líder aymara en la región de Puno hace algunos años. En la resistencia contra las compañías transnacionales mineras hubo episodios de confrontación en las calles y otros sucesos violentos (conocidos en el Perú como el aymarazo), motivo por el que Aduviri hubo de enfrentar un juicio del que recientemente hemos tenido noticias.
Resulta que tres jueces «especiales» de Puno han emitido una sentencia por la que declaran que Aduviri dejó de ser aymara en el momento en que se puso a estudiar una carrera profesional en la universidad y tambien en el momento en que «abandonó el territorio ancestral». No puedo encontrar una mejor ilustración de cómo es la «mesticidad» en el Perú un hecho social antes que biológico. En el Perú la gente «se vuelve mestiza» no porque ocurre el milagro de que su ADN cambia, sino porque sube en la escala social, hasta el punto de que nadie puede pretender —así lo entiende esta sentencia— ir a la universidad o viajar por el país o por el mundo (es decir, ampliar los propios horizontes personales) y seguir siendo aymara o quechua o ashaninka o cualquier cosa que suponga no ser mestizo. No se entiende que un indio pueda ser cosmopolita o que pueda no ser un campesino pobre.
Gente como Ruben Hilari, aymara que habla y escribe inglés, ha viajado por todo el mundo y es lingüista; o gente como Juan de Dios Yapita, o como Felix Layme o Roger Gonzalo Segura o Abrahan Bojorquez o todos los aymaras que son abogados, médicos, empresarios, cantantes, profesores universitarios, contrabandistas… son imposibilidades lógicas dentro de la mentalidad neocolonial peruana. Nosotros somos para el Perú algo así como un «error del sistema», algo que no debería estar ahí… pero estamos.
Pero la situación tiene una gran carga de ironía porque los tres jueces que han «blanqueado» a Aduviri juntan, entre los tres, seis apellidos, cinco de los cuales no pueden ser más indígenas y dos de los cuales son claramente aymaras. Istaña, Calizaya, Coila, Condori, Chata; estos son los apellidos de los jueces que han dictado la desaymarización de Aduviri.
EPÍLOGO: Al final parece que lo determinante es lo que los jueces pensaban sobre la etnicidad de Aduviri pero considero que la sentencia trata ménos sobre cómo estos juristas ven al líder aymara que sobre cómo estos juristas se ven a sí mismos. ¿Es posible que estos Coila, Condori, Calizaya… no nos cuenten por qué es mestizo Aduviri sino por qué, principalmente, son mestizos ellos mismos, que casualmente también fueron a la universidad y tampoco viven en el «territorio ancestral» (sea eso lo que sea)? Sería irónico que fuesen estos jueces los que hayan hecho, después de todo, la más clara aproximación operativa a lo que realmente significa «mestizarse» en el Perú.
Si alguna vez dio un solo paso afuera de su comunidad, usted no tiene derecho a decir que es aymara. Sépalo.
21 de enero de 2018
A. Condori
Editor
Escribiendo para la aymarasfera desde los dosmiles